viernes, 25 de abril de 2014

Así estoy yo sin ti

25/04/2014


Paradójicamente, no es la canción de Sabina la que resuena en mi interior cuando pienso en ti, sino la devastadora The blower's daughter. 



No quería hacer esto. Lo hice ya en la intimidad, en ese libro que te he estado preparando donde que te explicaba desde el laboratorio y los pinchazos cómo habías llegado a este mundo. La verdad. Para ti. Tu verdad. Tu historia, a poquitos, desde 2011, el cuento o la pesadilla de encontrarte buscarte para que lejos de sentirte extraño, veas, leas, cuánto te hemos deseado y la de cosas que hemos tenido que hacer. Más querido que cualquiera.
Que cualquiera.

Pero sé que a otras compañeras de fatigas les podría ayudar. Pueden sentirse identificadas, quizá lean que no tuve apenas síntomas de embarazo y sin embargo lo estaba y se tranquilicen en su betaespera. Por eso. Por ellas. Porque esto es durísimo y con que tranquilice a alguna me vale. Como yo me he consolado con las experiencias de otras "buscadoras".


Al final no viniste. Te quedaste parado a mitad de la 6ª semana. Y no lo supero. No consigo pasar por encima de ti. Porque te puse nombre. Y los nombres no son pasajeros. Quedan aunque el cuerpo que los envuelve se vaya. Quedan aunque las células que los llevan dejen de multiplicarse.


Tuve mi primera transferencia de dos embriones de 8 células con resultado positivo en la beta. Y estaba aterrada porque NO TENÍA SÍNTOMAS. Así que si sois betaesperantes sabed que se puede estar embarazada sin tenerlos. Tenía muy pocos, pero ahora los sé reconocer perfectamente. Por ejemplo, curiosamente, a medida que se acercaba el día de la beta me costaba mucho más ponerme los (4, 2 y 2) óvulos de progesterona. Esto recuerdo que lo había leído en algún foro y las chicas habían resultado embarazadas, así que daba esperanzas. También que, por la tarde especialmente, me daban unos mega bajones de cansancio brutales. Luego también por las mañanas. Me decía el gine que podía ser por la progesterona. Y una leche. Me la he puesto otras veces y esto era un sueño/cansancio diferente totalmente. Y el estreñimiento horroroso y preocupante.

Y ya. Es cierto que el pecho me mosqueaba. Me había dolido mucho mientras la preparación, por los estrógenos, y en esos días nada. 

Me sentía esperanzada al tiempo que cagada. No es fino, pero es que no estaba simplemente asustada. y vosotras me entendéis. Me decía que sí pero que no. 

Esos días eran todo noticias sobre embarazadas, pero exagerado, oímos tu nombre por megafonía en una tienda y en la tele y lo leímos en una revista. Señales del universo que no entenderíais pero que a mi madre y a mí nos llamaron la atención. 

Era el momento justo. Estaba positiva, y repetí mantras frente al espejo, y te acercaron a mi endometrio con la luna en creciente, cuando es mejor sembrar, y plantamos una flor y empezó a brotar justo coincidiendo con tu implantación. Ya hemos pasado por fe en la ciencia, rezos y amuletos, nos falta bailar desnudos bajo la lluvia o algo así.

Hoy recuerdo que, después de esperar una transferencia durante más un de año y medio, aquel día desperté con un mal presentimiento. No estaba contenta, estaba invadida por un un miedo paralizante que no me permitió disfrutar de aquel momento precioso en que en el quirófano encendieron un monitor y dijeron "mirad vuestros embriones". Pensaba que lloraría, pero no pude. Desde ese mismo instante empecé a sentir una responsabilidad tremenda. Es un procedimiento que no duele pero en el que has de estar bien quieta y Dios sabe que yo no quería estropear tu transferencia a mi útero por nada del mundo. Así que de tan tranquila que intenté estar, estaba tensísima. Me tuvieron que decir que respirara más despacio. ¡Si me faltaba el aire! ¿Cómo haría para sujetarte dentro de mí? Quédate, quédate, quédate. 

A ratos creí que sí. Sin embargo, también me decía algo dentro de mí que no. Un tiempo antes, ,mi compañera "Audrey" pasó por su primera FIV y le salió una beta de seiscientos y pico. Llegó el día antes de la mía y, aunque pensaba esperar hasta la mañana en cuestión, abrí un ojo (no lo había cerrado mucho por la noche tampoco, en realidad) y le dije a mi marido, acostado a mi lado,  aún medio dormido: "¿meo en el palito?"

Lo podría contar más literariamente pero esto es para hacerlo literalmente. Que nos conocemos, que estamos hablando aquí de reglas y esperma,  no me voy ahora a andar con remilgos.

Y lo hice, con mano temblorosa y asfixiándome. Y salió esto


Yo no tuve valor para acercarme a mirarlo. Pedí a mi marido que lo hiciera. Me lo acercó tanto a la cara que no lo veía, pero ya sabía que ese gesto sólo podía ser un positivazo. yo empecé a llorar y a decir "no, no" (esto me lo tengo que mirar).

Y no me quiero recrear en estos días felices porque no acabaron bien y duele. Además ya lo tienes todo escrito en el diario, ese que ya no leerás. Me araña el corazón porque fue como un sueño haciéndose realidad.

Al día siguiente salió una beta de 50 y yo que me acordaba de los 600 de mi compa empecé a aterrorizarme. No pintaba bien. Sentí un pavor de tal manera que no sé si fue por mí por lo que ya no estás. Me aseguran que no, que el disgusto no tiene nada que ver, pero eso no me consuela y siempre queda la duda. Intento no torturarme con eso y recordar que, como dice el Doctor Joaquín Llácer, La infertilidad produce stress, pero el stress no produce infertilidad.

Me dijo Audrey que su amiga ginecóloga le había dicho que en mi clínica hacen las betas quizá demasiado pronto y que por eso dan esos valores tan bajos, que no me asustara. Mi médico dijo que él tenía embarazos que habían comenzado con embriones lentos.

No sé. La verdad es que nunca me terminé de creer que saliera bien. De hecho fui a que me repitieran la beta dos días porque otra prueba de orina me dio negativa. Y se había duplicado perfectamente. Ese día justo, por cierto, BETAESPERANTES, tuve mis primeras náuseas. Así que no os preocupéis si no las notáis antes. Ahora sé que pueden empezar en la 5ª semana.

Tres días después dejé de sentir los pocos síntomas que tenía. Y me volvió la vitalidad y se acabó el estreñimiento. Y me entraban los óvulos perfectamente. Y se acabó el sueño, el físico y el simbólico. El día de la eco tan esperado, en la que por fin te veríamos, lo que vimos fue la cara descompuesta de la enfermera y el doctor. Y otro pinchazo, en el brazo y en alma, para confirmar que no habías conseguido seguir evolucionando dentro de mí. Bioquímico lo llamaron. Putada, preferimos nosotros.

Soñé que mi vida era muy diferente de este infierno que estoy viviendo.


El martes me dijo mi psicóloga que tengo una depresión y que debería tomarme antidepresivos. Joder. yo sabía que estaba triste, pero...

Claro que tal y como estoy hoy mataba por una pastillita.

Esto es una última hora. Una de mis mejores amigas me dio ayer la noticia. Bingo. Al primer intento. A llorar otra vez. Pronto seré la única. La única. Joder, con las ganas que tenía de salir este fin de semana, y ahora no quiero ni salir de la cama.

Ella me entiende y sabe cuánto me alegro pero cuánto lo siento por mí, porque otra vez aparecen los por qué yo no. Porque me siento sola, porque me hace perder toda esperanza, porque constato una vez más que yo no puedo. ¡Que no puedo! Que soy estéril.

Sé que lo tengo que asumir, pero no sé hacerlo. Ni idea, por favor, ayuda. Encima nos hemos quedado sin un duro y no podemos escapar de aquí hacia algún destino emocionante que nos distraiga un poco y nos aleje de todo esto. Menos mal que nos hemos mudado y quieras que no, parece que empieza otra etapa-

Es más, paciencia. Quizá no es tiempo ahora de hacer esfuerzos sino de cuidarme, en pleno duelo. Buscando información sobre uno de los trámites para el ofrecimiento para la adopción internacional, me he encontrado con esto.

La elaboración del duelo implica una serie de fases y pasos, comunes para todos:

  • La negación: La persona se niega a aceptar la evidencia de la pérdida. Se muestra incrédula y le parece que todo es una pesadilla, de la que se va a despertar de un momento a otro.
  • La rabia: A medida que la persona va asumiendo que la pérdida es real e irreversible, el sentimiento de impotencia le hace preguntarse por qué a él. Incapaz de manejar las emociones adecuadamente, se rebela contra lo que tiene más próximo. Si no expresa esa rabia se puede transformar en una dolencia física.
  • La negociación: La persona puede culpabilizarse y desarrollar algunas conductas que actúan como rituales, como actos de compensación. Si ha tenido rabia e impotencia, busca modos de canalizarla, hasta que comprende que nada sirve para devolver lo perdido. Entonces surge la depresión. Es la fase más larga, puede aparecer angustia, sentimientos de indefensión, inseguridad, temor a nuevas pérdidas, etc.
  • La aceptación: En esta fase se tolera la pérdida. A medida que se va restableciendo de la pérdida, hace nuevos planes y siente que la vida merece la pena vivirse.

Bueno, pues según esto estoy en la fase más larga, pero también la previa a la aceptación. quizá venga ya pronto un día en que no me retuerza de envidia y dolor ante embarazadas. Bien.

Como no todo van a ser penas, te cuento que Alejandra Vidal espera gemelos. ¡Tomaaaaaaa! Cando leí la sinopsis de su libro, Puesta a parir, supe que tenía que hacerme con él.

"Después de tres ciclos de FIV y una transfer de dos ‘blastos’ congelados, tras haber ingerido el equivalente a varias piscinas olímpicas de Aquarius y ni sé cuántas toneladas de nueces, después de experimentar en reiteradas ocasiones el sablazo en el corazón que supone que tu prima-vecina-compañera-alumna-amiga del alma, te anuncie su sorpresivo embarazo a los 10 minutos de aterrizar tras su luna de miel, decidí escribir este cuaderno. 

(...)

Si el bautizo de tu sobrino te apetece casi tanto como una peste bubónica, si el lineal de compresas en el súper consigue que se te salte una lagrimita, y si sabes —como yo— que Puregón, Procrín y Decapeptyl ni son enanitos con superpoderes, ni personajes de Pokemon, éste es tu libro."

Tal es la incomprensión que sufrimos las estériles o infértiles sometidas a TRA, que andamos siempre en foros o buscando libros, hablando con las otras hormonadas, al parecer casi las únicas capaces de entender que la rabia y el desconsuelo son sentimientos lícitos y naturales, que las (des)esperas son realmente insufribles, que los fracasos son devastadores y que vivimos en una montaña rusa emocional acelerada por la química que nos chutamos.

Otros sitios en los que encuentro apoyo e información son:

- La web de Eva 
- El blog sobre Repollete y Princesita
- Estrellas en los ojos
- El camino de la infertilidad
- Mi vida sin hijos
- Voy caminando hacia nuestro futuro
- Reproducción asistida

Bueno, y un largo etcétera de blogs y foros.

Me consuelan, algunas escriben cosas que siento y pienso yo, EXACTAMENTE. Y como ponen los días de sus betas o ecos, estoy pendiente a ver si les sale bien. Que lo logren me alegra infinitamente. Me hace soñar.

Ojalá tuviera dinero y no existieran riesgos para mi salud. Ojalá hubieras seguido creciendo y fuera otra mi vida. Ojalá nuestro caso fuera tan fácil como ir a la clínica y salir con gemelos como se creen algunos. Pero no. Esta historia, por desgracia, no se sabe qué final tendrá. Hay taaaaaaaaantos problemas que pueden surgir de los que la gente no tiene ni idea...!

Es pensar en esto y me viene a la mente una letra de Bon Jovi que grita "Dios, alguna vez piensas en mí?"


Anteayer -vaya días llevo-, se me echó a llorar alguien en el trabajo porque le había llegado el runrun de lo mío. Y resulta que ella, 47 años, ya se había rendido, y solo mencionarlo hizo que se pusiera a llorar delante de mí, con quien no tiene confianza, al lado de una fotocopiadora. Y le caían los lagrimones como a mí hoy, con sus 47 años contándole a una niñata de 35 que empezó con miomas y que ella no era estéril sino infértil, puesto que es incapaz de llevar una gestación a término. Se embaraza, pero no acaba bien. Y me daban ganar de abrazarla ahí, en medio de ese pasillo tan transitado y tan poco apropiado para tal charla, cuando empezó a decir cuánto le jodía que le dijeran "no sabes lo bien que estás", "tú sí que vives bien". ¿Por qué coño razón tenemos nosotras que felicitar por los embarazos y ocultar nuestra desazón cuando los papás y mamás no tienen cuidado con lo que nosotras podemos sentir por no serlo? Nooooo, ellos se quejan y se quejan, y te gustaría coserles la boca. Pero tienes que ser estupenda y decir, aguantando las lágrimas, cosas como que no quieres hijos, o que es pronto, o que no puedes, en un alarde de sinceridad, y entonces todos (coño, todos) conocen a alguien que "mira no podían, y al final sí". Y tú no quieres explicar que eres un caso raro y que no lo tienes tan fácil, que científicamente has probado prácticamente todo lo que te han propuesto. Y sin embargo, ellos se van de rositas y en ti quedan esas palabras malditas de "al final sí". Y te lo crees un poco. Y te haces daño mes tras mes pensando que igual eres un milagrito tú también, y resulta que no. Que por supuesto que no. Que tú ahora ya sabes lo que hay entre bambalinas de las clínicas. Que las parejas que lo logran quizá no cuentan todos los entresijos. Claro que no, es su intimidad al fin y al cabo. Así que como para milagros estás tú.

Cuánto lo siento por ella. Pobrecilla. Cuánto la entiendo. Cuántos "sí!" y "¡eso, justo!" hemos intercambiado porque nos comprendemos a la perfección. Y es que esta niñata de 35 es como si tuviera su edad ováricamente hablando. Por eso la gente se confunde. Me confundo hasta yo! Se me ve tan lozana que es incomprensible, pero no, no, no puedo concebir sola oiga. Ni siquiera sé si soy capaz de llevar un bebé hasta el final.

Me dicen que es muy bueno que te implantaras. Que eso significa que no puedo concebir, pero que puedo quedarme embarazada. Que eras tú lo que no iba bien, no yo. Pero eso de momento. Puede que yo tampoco sea capaz de llevar un embarazo a término. En serio, cómo lo hacéis las campeonas que os enfrentáis a abortos de repetición?

Yo tengo el corazón tan roto que dudo que esta vez consiga encontrar todos los cachitos para recomponerlo. Pienso mucho en ti.

Cantaré como tantas otras veces aquello de "Otro día más" (no sé si más cerca de ti o más lejos, pero otro más).