domingo, 7 de mayo de 2017

El día que te pusiste mis zapatos

07/05/2017

Últimamente reflexiono mucho sobre la maternidad. 

Antes arreglaba el mundo en la ducha. Ahora lavarse el pelo es una contrarreloj, así que pienso en mis cosas mientras te duermes con el biberón de después de cenar. Te veo cogerlo exactamente como lo hacías cuando viniste con tres meses y se me saltan las lagrimillas, para qué fingir, al darme cuenta de que te vas haciendo mayor y que este ratito maravilloso que pasamos a oscuras pronto será sólo un recuerdo. 

El año pasado por estas fechas me empezaste a llamar "mamá". Hoy celebro este domingo más orgullosa si cabe. Este día de la madre me siento más autorizada, menos impostora, aunque curiosamente sigo cargando con esa mochila llena con todos las decepciones de los tratamientos de reproducción, los mares derramados por los sueños rotos, el despertar ante  la cruda realidad de la adopción... Cierto es que con mi hijo en el regazo parece lejano, pero son años que han dejado surcos en la piel y cicatrices en la propia vida. 

Sigo a las guerreras de la #infertilpandy comprendiendo cada rabia ante un embarazo espontáneo, con  pena por saber que no hay manera de consolarlas cuando aparece un problema o el enésimo negativo, impotente por no saber trasladarles que pueden transformar sus vidas, que la magia ocurre, pero porque hay truco. 

En un día tan difícil para todas ellas como es el de hoy, nos unimos a su más íntimo deseo.




Yo me percibo en un proceso. Voy encajando mi papel, Me llama la atención que de repente entiendo frases de otras madres adoptivas. No sólo he descubierto que la maternidad no era lo que yo pensaba exactamente,  -menuda torta de realidad entre tanta ensoñación-, sino que tampoco veo igual a la madre biológica de mi niño. Cuánto pienso en ella, y sin miedo alguno. Cómo siento ahora eso de que el hecho de que tú me llames mamá es a la vez una tragedia y un orgullo. 

Decía que esta vez me siento más auténtica. Esta mañana he leído una cita que me ha encantado porque vale para las mamás con cualquier apellido  (bio, adoptiva...): "ser madre es tener el corazón fuera del cuerpo". Así tal cual me siento yo. Tú, Jorge, te llevas mi latido contigo cada día y eres responsable de su ritmo y salud. 

Y yo lo soy de que seas un buen chico, feliz, libre, sano.  Y por eso me empollo todo lo que dice Nuria Pérez Paredes. Cuánto que aprender o, mejor dicho, recuperar. 

El otro día te pillé calzándote mis manoletinas. Me pareció una imagen muy tierna, sin embargo, sólo quiero que te calces mis zapatos, o de quien sea, para empatizar, para saber cómo me siento, pero nada más, porque pienso (intentaré) enseñarte a hacer tu propio camino. Tendré que luchar conmigo misma porque soy muy sobreprotectora, pero lo haré por ti. Y así, también, por mucho que me gustase que compartieras mi amor por la Fotografía o el Cine, dejaré que busques tus propias inquietudes y pasiones.  

Ya lo expresó mucho mejor que yo la Madre Teresa de Calcuta:


Vaya, creo que al final me está quedando un batiburrillo. En fin, así soy yo. A 1000 pensamiento por minuto es difícil centrarse en algo y poner un hilo conductor.

Quería, en primer lugar, felicitar a mi madre sobre todo y luego al resto porque, chicas, esto es muy difícil. No es solo aquello tan gracioso como cierto de que somos peluqueras,  gestoras,  enfermeras, chef, chófer, estilistas, etc.,  sino que ellos vienen en blanco y les tenemos que proporcionar las tintas con que escribir sus historias pero dejando que ellos las inventen, mirando si acaso por encima de su hombro (con lo molesto que es, a todo esto, pero inevitable casi). 

Luego pretendía mandar un abrazo bien empapado de ánimo a todas las que no son madres aún y lo ansían. Sin dejar de aconsejarle, si se me permite, que en algún momento paren, descansen, mediten sobre la causa última de su deseo, tomen perspectiva, y puedan quizá  descubrir nuevas vías o encontrar errores de base.  

Y por último,  decirle a la mujer que parió a mí hijo y a las personas que unieron los dos cabos de nuestro  hilo rojo que nunca terminaré de darles las gracias por esta criatura tan maravillosa y que llena mi vida de intensas emociones  .


4 comentarios:

  1. Qué mayor está Jorge, por favor!!! La maternidad es difícil, intensa, desesperante, total y abrumadora, pero hay que repetirse continuamente: lo estoy haciendo bien. Porque los queremos más que a nuestra vida y nos lo dan todo. De idílica tiene poco la maternidad, y aun así, animo a todas las premadres a no desfallecer si es lo que quieren. Un beso grande y feliz día a todas!

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  2. Está enorme :'). Y con respecto a la maternidad... hasta que no la vives no la entiendes en toda su plenitud. Efectivamente, caen mitos y ensoñaciones pero yo he descubierto un yo que no conocía y oye, que me gusta muchísimo! :). Las pérdidas me permitieron vivir una maternidad más consciente del regalo que tengo pero eso no quiere decir que mi maternidad sea la única. Hay tantas maternidades como madres y eso es bellísimo.

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  3. No lo había visto hasta hoy. Precioso! Cómo todo lo que grabas, fotografías y escribes! 😘

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  4. Cuidar a un pequeño es un acto lleno de responsabilidad y ternura. Requiere atención constante, paciencia y un corazón dispuesto a brindar amor y guía en cada paso.

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